Santísima Virgen María, invoco tu presencia en
este momento porque creo que estás eternamente
viva en la gloria de celestial. Creo que Dios hizo una
obra especial en tu vida y te vistió con todas las
gracias que jamás mujer alguna haya tenido en sí.
Rindo mi corazón a tus pies en este día y me refugio
en tus brazos maternales. Clamo tu protección y
tu santa intercesión, para que cada día sea mejor
y pueda prosperar en el camino del bien. Me uno
a los santos ángeles del cielo para rendirte veneración.
Te pido me enseñes con tu amor maternal, tus
virtudes de pureza, servicio, paciencia, templanza,
humildad, fe, esperanza, dominio propio, alegría,
transparencia y además gracias con las que fuiste
adornada. Clamo tu auxilio misericordioso y tu
protección ante las acechanzas del enemigo,
en cada momento de mi vida y especialmente en
la hora de mi muerte.
Amén.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria al padre.
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