Amigos a lo largo de la vida se nos presentan problemas cuya única solución es el perdón, pero muchas veces este es un paso que se nos dificulta a causa de nuestro propio orgullo a lo cual muchas veces solemos ponerle como pretexto el nombre de dignidad. Esto esta mal, por que perdonar no te hace menos hombre o mujer, puede que ante el mundo en ocasiones se vea como un acto de debilidad pero ante los ojos de Dios es algo que te engrandece y te da mucho puntos. Por que como dice Sirácida (eclesiástico) 10-18.
Por eso tenemos que recordar que no es cosa agradable a Dios un hombre orgulloso.
Aunque muchas veces queremos perdonar en algunas ocasiones no somos capases por que nuestro corazón aun es débil y es en estos momentos donde el enemigo se aprovecha de esta debilidad para provocar en nosotros sentimientos de rencor e ira, hacia nuestro prójimo lo cual da como resultado, una mente completamente cerrada ante el acto del perder y la reconciliación. Para ser capaces de combatir con el rencor lo único que tenemos que tener siempre presente son las palabras que nos enseño Jesús, Juan 13-34-35
¿Queremos ser discipulados de Dios? entonces perdona a tu hermano, por que aquel que ama a su prójimo tiene que ser capas de perdonarlo, porque piensa tú mi querido amigo donde quieras que estés ¿eres mas que Dios? o acaso ¿eres tan bueno e intachable como el? tú y él saben que no lo eres, por que el a ti te a perdonado muchas veces tus ofensas, Reflexiona y perdona porque Dios nos ensaña lo que es para nuestro bien, sigue sus enseñanzas y no las deseches por simple orgullo o vanidad.
Ama y perdona, por que las penas de esta vida no son nada comparadas la inmensa gloria que nos espera en la eternidad.
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